Mentalización como herramienta para la vida cotidiana con niños, niñas y adolescentes en sistemas de acogimiento residencial

La mentalización es la capacidad de comprender qué ocurre en nuestra propia mente y en la de los demás, es decir, reconocer que cada persona tiene pensamientos, emociones, deseos e intenciones que influyen en su comportamiento. Se trata de entender que la mente de cada niño, niña y adolescente es única y puede interpretar la realidad de manera distinta a la nuestra. Esta capacidad se aprende y se fortalece en el contexto de relaciones seguras y estables, donde un adulto ayuda al NNA a darle sentido a lo que siente y piensa.

En los programas de acogimiento residencial terapéutico, mentalizar es más que una herramienta: es una responsabilidad central. Los niños, niñas y adolescentes que llegan a estos espacios suelen haber vivido experiencias de abandono, violencia, negligencia o abuso que interrumpieron su desarrollo emocional y social. Muchos de ellos y ellas no tuvieron figuras adultas que pudieran reconocer y validar sus emociones, lo que limita su capacidad para entender y regular lo que sienten. Por eso, cuando actúan con rabia, miedo o desconexión, no se trata solo de “mala conducta”, sino de respuestas construidas ante un mundo que muchas veces les resultó hostil o confuso. Sin una guía adulta que los ayude a darle sentido a su mundo interno, pueden sentirse confundidos, inseguros o actuar impulsivamente.

Para quienes trabajan en los programas de acogimiento residencial y acompañan los procesos de NNA, mentalizar implica entender que ante una reacción exagerada existe un comportamiento basado en el dolor, que puede estar recreando eventos y relaciones traumáticas, en forma consciente o inconsciente. Por tanto, lo primero es preguntarse: ¿qué puede estar sintiendo para actuar así?, ¿qué necesita comprender o expresar que aún no sabe poner en palabras? Esta disposición no significa justificar todo lo que hacen, sino reconocer que su comportamiento tiene un sentido interno y que esa comprensión debe ser puesta a su servicio, devolviendo en palabras una interpretación o un cuestionamiento guiado de lo que puede estar ocurriendo en su mundo interno para generar esa reacción.

Cuando se utiliza la mentalización en la relación con NNA se les ofrece una experiencia que les permite sentirse vistos como personas con una mente propia, que merece ser comprendida y respetada. Así, cada gesto, conversación o momento compartido puede convertirse en una oportunidad para que aprendan a identificar sus emociones, ponerlas en palabras y entender cómo estas influyen en sus acciones y relaciones. Este proceso mejora su bienestar emocional y fortalece su capacidad para convivir con otros, tomar decisiones y proyectarse hacia el futuro con mayor seguridad.

Cómo llevar la mentalización a la práctica

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