El “Formato de Seguimiento de aprendizajes para la co-regulación emocional” es una herramienta técnica solicitada por el Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia, que debe ser utilizada por todos los equipos asignados a niños, niñas y adolescentes desde su ingreso a programas de Acogimiento Residencial Terapéutico.
Su objetivo central es posibilitar la planificación anticipada de respuesta a las crisis emocionales o conductuales de niños, niñas y adolescentes en contextos de cuidado, permitiendo elaborar estrategias para sostener procesos de cuidado seguros y coherentes, basados en el reconocimiento de las necesidades emocionales específicas de cada NNA.
Su llenado sistemático permite construir una bitácora detallada de los eventos significativos relacionados con las crisis emocionales y conductuales que atraviesan los NNA, así como de los recursos, estrategias y condiciones que permiten su regulación. Este registro, que comienza a completarse desde el ingreso del niño o niña se debe actualizar de manera permanente y documenta comportamientos basados en el dolor, permitiendo identificar patrones, comprender los desencadenantes y registrar intervenciones eficaces, convirtiéndose en una guía para el trabajo cotidiano del equipo terapéutico.
Este seguimiento apunta el proceso completo que desencadena los momentos críticos y debe incluir la observación de qué lo precipitó, cómo se expresó y qué fue útil para contener y reparar. En la medida que sea llenado describiendo lo anterior, el formato se transforma en una hoja de ruta para anticipar, prevenir y acompañar los momentos de desregulación emocional, con foco en la contención segura, la prevención del daño, el aprendizaje y comprensión compartida entre quienes cuidan, evitando respuestas improvisadas o desarticuladas, y ofreciendo una base sólida para sostener un acompañamiento constante y seguro que aporte a la resignificación de experiencias traumáticas.
Se trata de un documento que además sistematiza información relevante para la intervención diaria, como antecedentes médicos, diagnósticos de salud mental, experiencias traumáticas, consumo de sustancias y otras condiciones que inciden en la capacidad de NNA para autorregularse.
Además, el formulario promueve que los propios niños y niñas participen del proceso, al identificar qué cosas les molestan, qué les calma y qué estrategias les sirven, fortaleciendo su participación activa en el proceso de comprenderse, anticiparse y aprender nuevas formas de afrontar el estrés o el malestar.
Qué incluye y por qué
- Antecedentes relevantes para la co-regulación: Se registran datos del ámbito médico, salud mental y experiencias traumáticas que influyen en la forma en que el niño o niña procesa el estrés. Esta información ayuda a anticipar posibles reacciones.
- Detonantes personales, familiares y sociales: Se identifican situaciones cotidianas que pueden generar malestar, como fechas significativas, conflictos familiares o dificultades con pares. Busca identificar con claridad qué situaciones específicas anteceden las desregulaciones, con el fin de anticiparlas y prevenirlas.
- Comportamientos observados en momentos de desregulación: Se describen conductas como gritos, agresiones o retraimiento. La descripción de la conducta permite reconocer las manifestaciones concretas del malestar del niño o niña y orientar intervenciones proporcionales y respetuosas.
- Intervenciones realizadas ante las crisis: Se documentan acciones específicas aplicadas por el equipo, lo que permite evaluar su efectividad y ajustar el acompañamiento. Señalar quién intervino y qué hizo permite delimitar responsabilidades, valorar los aportes individuales dentro del proceso y dar seguimiento a las prácticas aplicadas. Sirve como aprendizaje colectivo y guía de acción, promoviendo una respuesta coordinada.
- Estrategias efectivas según el análisis del equipo: Se socializan las respuestas que han funcionado para contener y acompañar al NNA. Apunta a alimentar el aprendizaje del equipo y ajustar futuras intervenciones desde una mirada reflexiva y centrada en el bienestar del niño o niña.
- Reflexión conjunta con el NNA: Se deja constancia de aprendizajes posteriores a una crisis, lo que permite incorporar la voz del niño o niña en su propio proceso de regulación.
- Contactos de emergencia y responsables de intervención: Asegura la trazabilidad de las acciones y la rápida activación de redes de apoyo cuando es necesario.