Orientaciones y protecciones para el acceso digital de niños, niñas y adolescentes

El uso de tecnologías digitales por parte de niños, niñas y adolescentes se ha convertido en parte del día a día. Desde edades tempranas, el acceso a dispositivos móviles y plataformas en línea configura nuevas formas de aprender, jugar y comunicarse. Sin embargo, este nuevo entorno plantea oportunidades y riesgos que requieren atención, sobre todo en contextos de protección como los sistemas de acogimiento residencial.

La Observación General N°25, del Comité de los Derechos del Niño de 2021, relativa a los derechos de niños y niñas en relación con el entorno digital, es un documento que propende a ampliar el acceso equitativo de niños, niñas y adolescentes a las oportunidades que nacen del mundo digital, aminorando los posibles riesgos de una forma en que no limite ni restrinja su potencial positivo.

En términos generales, el acompañamiento adulto en la vida digital de los NNA en sistemas de acogimiento residencial debe considerar tanto su etapa de desarrollo como sus experiencias previas. Así, el uso responsable y protector de tecnologías digitales por parte de los equipos en residencias requiere avanzar desde un enfoque meramente restrictivo hacia uno que promueva el desarrollo de habilidades, criterios y autonomía digital. Comprender que la supervisión no se trata de imponer vigilancia constante, sino de establecer vínculos significativos y sostenidos que permitan una mediación activa, implica adoptar una postura más cercana al acompañamiento cotidiano que a la fiscalización técnica.

En este sentido, se vuelve fundamental construir una relación basada en la confianza.

Más que establecer normas rígidas o instalar software de control parental como única estrategia, lo central es generar conversaciones periódicas y significativas sobre las experiencias digitales de los niños, niñas y adolescentes.

Estos diálogos deben incluir temas como el uso de redes sociales, la privacidad en línea, el acceso a contenidos y los riesgos asociados, pero también deben validar el mundo digital como espacio de exploración, expresión y conexión social.

Para lograrlo, la formación continua de los equipos es un pilar esencial. No se trata sólo de actualizar conocimientos sobre tecnologías o plataformas, sino de comprender cómo estas herramientas, actualmente, impactan en la subjetividad, la construcción de identidad y los vínculos afectivos de los NNA.

Un modelo de acompañamiento eficaz combina medidas de protección técnica —como el uso de filtros de contenido o configuraciones de privacidad— con componentes de acompañamiento, basados en la confianza, educación digital y, especialmente, con la incorporación activa de los propios NNA en el diseño conjunto de la aproximación a las redes sociales. Incluir sus voces en la definición de normas de uso y en la resolución de conflictos, permitirá el fortalecimiento de su sentido de pertenencia, responsabilidad compartida, el pensamiento crítico y la posibilidad de agencia personal, alineado con su autonomía progresiva.

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