Las dimensiones de trabajo

En el programa PROTEGE, el trabajo con buenas prácticas se basa en un enfoque integral que reconoce la complejidad de las necesidades de niñas, niños y adolescentes bajo cuidado residencial, así como la forma en que los equipos gestionan este trabajo y le entregan sentido.

Para ello, en PROTEGE organizamos los esfuerzos en cinco dimensiones fundamentales que guían las intervenciones en las residencias de protección y que permiten abordar de manera efectiva los espacios que garanticen una atención que respete los derechos de niños, niñas y adolescentes, fomente la resignificación de experiencias, construya la resiliencia y permita la reunificación familiar.

Las dimensiones de trabajo son las siguientes:

Protección de derechos y bienestar:

Tiene como objetivo que los equipos residenciales interioricen y adquieran las habilidades para asegurar condiciones de vida digna y propiciar el desarrollo integral de cada niña, niño y adolescente, comprendiendo y poniendo en práctica acciones, servicios y procesos para garantizarles educación, vivienda, seguridad, alimentación, vestuario, salud física y recreación, entre otros. Mediante esta dimensión buscamos que todos y todas quienes trabajan en residencias de protección construyan entornos donde las niñas, niños y adolescentes se sientan protegidos, apoyados, contenidos y, además, puedan desarrollar todo su potencial sintiéndose partícipes de sus procesos y sus espacios.

Vínculo y buen trato:

Considera los conceptos, aprendizaje y prácticas para que trabajadoras y trabajadores de residencias de protección cuenten con las herramientas base para el establecimiento de vínculos sanos y buen trato cotidiano, como eje central para acompañar a niñas, niños y adolescentes en el camino de resignificar las experiencias de vulneración y en la construcción de resiliencia. Esta dimensión abre la mirada hacia las necesidades de niños, niñas y adolescentes, como hacia los recursos o capacidades de sus personas adultas significativas, potenciándoles como fuentes de resiliencia e involucrándoles en el proceso de intervención.

Revinculación familiar:

Orienta a los equipos de las residencias de protección hacia el logro del objetivo de restituir el derecho fundamental de niñas, niños y adolescentes a vivir en una familia. Otorga herramientas para el trabajo que a realizar con ellas y con los adultos responsables o significativos, para el desarrollo y fortalecimiento de habilidades parentales, con miras a la futura revinculación y reunificación familiar.

Acompañamiento de niñas, niños y adolescentes:

Proporciona a los equipos residenciales herramientas y recursos para acompañar a niños, niñas y adolescentes en su proceso de resignificación de las experiencias de vulneración de derechos vividas, que les permitan gestionar las dificultades y fortalecer su capacidad de resiliencia, promoviendo la resignificación a través de nuevas experiencias basadas en buenos tratos, respeto, empatía, protección, seguridad y el afecto.

Gestión y organización:

Orienta al equipo residencial en su conjunto, respecto de herramientas que permitan establecer un conjunto de procesos que permitan a la institución operar de manera eficiente, con cuidado y autocuidado de los y las trabajadoras de manera de alcanzar orgánicamente el propósito central de la institución en favor de los niños, niñas y adolescentes que atiende. Esto incluye orientaciones respecto a cómo se distribuyen las funciones, cómo se organizan los equipos y recursos, y cómo se gestionan las dinámicas internas.

¡Fórmate con nosotros!

Sé parte de la comunidad PROTEGE y transformemos la vida de niños, niñas y adolescentes que han sido gravemente vulnerados.

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