La importancia del Plan de Intervención Individual

¿Qué es el Plan de Intervención Individual (PII)?

El plan de intervención es la hoja de ruta o carta de navegación que define aquellos objetivos y acciones que permiten acompañar emocional, psicológica y formativamente a niños, niñas y adolescentes en residencias de protección, para que puedan integrar las experiencias de dolor, adquirir pautas relacionales basadas en el buen trato, desarrollar su potencial de manera integral, trabajar con sus familias en una crianza respetuosa y fortalecer su vinculación con redes.

Orienta y reorienta todas las acciones a realizar por las duplas psicosociales, con la colaboración coordinada del resto del equipo de trabajo.

Es importante que este plan sea flexible para que, a medida que se desarrolla el proceso de intervención, se puedan ir redefiniendo los objetivos, los métodos y las técnicas, de acuerdo con los avances y requerimientos propios de cada niño, niña o adolescente.

La elaboración de un diagnóstico proporcionará la hipótesis de trabajo que establecerá las prioridades en las que deberá centrarse la intervención, para así definir y consignar objetivos específicos, actividades, profesional responsable, resultados esperados y el tiempo estimado de intervención.

Es importante señalar que los objetivos se deben entender como logros que los niños, niñas y adolescentes o su familia pueden alcanzar. Asimismo, tiene que estar escrito en un lenguaje simple y comprensible, para propiciar un involucramiento efectivo de todas las partes.

Dónde poner atención

Una buena práctica con respecto al plan de intervención debiese cumplir con cuatro condiciones:

Ser personalizado:

Debe ser adaptado a las necesidades individuales de cada niño, niña o adolescente. Aunque compartan contextos y causas de ingreso similares, cada una y uno es único en su desarrollo emocional y personal. Es fundamental dedicar tiempo y recursos para conocerles considerando su desarrollo evolutivo y cambios durante el proceso. La revisión sistemática y el monitoreo constante del plan asegurarán una atención verdaderamente personalizada.

Ser integral:

Debe incluir acciones coordinadas que fortalezcan las condiciones psicológicas, cognitivas, educativas, físicas y funcionales de los niños, niñas y adolescentes, promoviendo su bienestar. Esto abarca la vida cotidiana, escolaridad, salud, atención psicológica y emocional, y vida familiar. Establecer objetivos y acciones desde enfoques transversales y coordinar con profesionales específicos es esencial. Aplicar un enfoque intersectorial y recurrir a apoyos externos facilita la implementación de un plan de intervención integral y efectivo.

Considerar la participación de los niños, niñas y adolescentes y sus familias:

Su participación activa es fundamental en el plan de intervención. Es importante que se realicen reuniones conjuntas para revisar y validar el plan, invitándoles a dar su opinión para hacer los ajustes necesarios. Explicar el proceso de manera clara y dar tiempo para que comprendan y elaboren su situación, es esencial. Incluir objetivos específicos que niños, niñas y adolescentes y sus familias deseen trabajar asegura que el plan sea relevante y significativo para ellos.

Tener una temporalidad gradual:

Debe considerar objetivos a mediano y largo plazo para la restitución de derechos y desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes. Además, debe incluir objetivos a corto plazo relacionados con las actividades cotidianas en la residencia. Establecer estos objetivos graduales permite ver resultados constantes, fortaleciendo la confianza en el proceso de intervención.

Estrategias de implementación PII

El desarrollo de un Plan de Intervención Individual (PII) para niños, niñas y adolescentes en residencias de protección requiere un enfoque integral y colaborativo, tanto en lo que se refiere a las y los profesionales involucrados, como a los propios niños, niñas y adolescentes.  

A continuación, detallamos algunas acciones que permitirán fortalecer la hoja de ruta del PII para hacerlo efectivo y personalizado:

Reunión de dupla para construir en conjunto el PII personalizado y ajustado al NNA.

La dupla encargada debe reunirse para crear un Plan de Intervención Individual coherente con el diagnóstico del NNA, estableciendo objetivos desde capacidades básicas hasta complejas. Cada objetivo debe tener plazos y responsables específicos, adaptándose a sus características emocionales, cognitivas y sociales.

Conversar con cada área de intervención y acordar objetivos en conjunto para el NNA.

Es fundamental que la dupla converse con las diferentes áreas de intervención para acordar objetivos y acciones específicas, estableciendo funciones y responsabilidades claras para cada profesional. Estas reuniones aseguran que el plan sea integral y coherente.

Realizar una sesión de revisión del plan de intervención con los NNA.

Presentar y revisar el plan de intervención con el niño, niña o adolescente, resaltando que es modificable y valorando su opinión. Incluir, al menos, un objetivo sugerido por el NNA, reformulándolo como objetivo de trabajo, es esencial para contar con su compromiso en el proceso y evaluación.

Mostrar la temporalidad de la intervención al NNA a través de una herramienta visual fácil de comprender.

Es importante que niños, niñas y adolescentes entiendan la temporalidad del plan de intervención. Utilizar herramientas visuales y lúdicas para presentar los plazos ayuda a reducir ansiedad y expectativas, proporcionando una clara ruta de navegación tanto para NNA, como para los profesionales involucrados.

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